El Grito de Alcorta fue mucho más que una justa huelga
y el triunfo de una reivindicación del Trabajo.
Configura el primer paso que se dio en la Historia Argentina para corregir las anacrónicas y feudales relaciones de propiedad rural imperantes en nuestro extenso y rico territorio.
Fue el origen de organizaciones de economía social y de representaciones de intereses gremiales que generaron una más fecunda y racional explotación de la tierra y de distribución de sus productos.
Forjó un modelo de producción-por lo menos en algunas partes del país-consolidado en el trabajo, antes que la mera propiedad de la tierra y procuró, históricamente vincular sus intereses de sector con el interés nacional, y la defensa de las instituciones democráticas.
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