viernes, 27 de noviembre de 2009

¿QUIÉN DICE QUE LOS ESTUDIANTES, NO COMPRENDEN LO QUE LEEN? ( Parte II)


ALUMNOS EJEMPLARES.


Los medios de difusión más poderosos, que todo lo igualan, distribuyen en el planeta idéntico mensaje y encumbran como modelo a cualquier ignorante y/o amoral.
¿Por qué razón han de despreciar los jóvenes la ignorancia?

Ejemplares alumnos de la realidad, aprenden bien sus lecciones.

Si observan que esos personajes se alzan con millones por alguna proeza deportiva o por ulular ante multitudes mientras que un maestro de escuela recoge migajas, seguramente no dedicarán su vida a la docencia e intentarán abrirse camino en el deporte o en la música, aunque no lleguen a concretar grandes logros.

¿Con qué armas puede luchar un intelectual para desplazar del escenario de los modelos sociales al paradigma de virtudes que parecería ser, por ejemplo, un Michael Jackson?
La ignorancia de los jóvenes es nuestra propia ignorancia, que ellos asumen con envidiable capacidad. Un espejo que nos refleja con una fuerza que, al menos por un momento, incomoda. Aprenden lo que tan bien les enseñamos: que no encontrarán nada en Dante o en Bioy Casares, en Miguel Angel o en Pettoruti, en Shakespeare o en Cortázar que les sirva para escalar la cumbre de nuestra pirámide social.

El objetivo es obtener, y pronto, mucho dinero. La actividad intelectual es para gente rara. Ratas de biblioteca. Perdedores. Tal vez no podamos estar orgullosos de lo que enseñamos a los jóvenes, pero sí podemos estarlo por lo bien que aprenden nuestras lecciones.
Y así resulta lógico que mientras se recogen testimonios de preocupación por la educación se confirme que a nosotros no nos interesa, aunque juguemos bastante bien a “pretender que nos preocupa”.

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