Somos seres preocupados por actuar, hacer, decidir, prevenir.
Siempre estamos intentando planear alguna cosa, concluir otra, descubrir una tercera.
No hay nada erróneo en ello, así es como construímos y cambiamos el mundo.
Pero es preciso hacer una pausa de vez en cuando,
salir de uno mismo, permanecer en silencio ante el Universo.
En esos momentos, algunas lágrimas inesperadas,
que no son de alegría o tristeza pueden brotar.
No te sorprendas.
Es un don.
Esas lágrimas están lavando tu alma...
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